domingo, 19 de mayo de 2013

Todo ¿pa qué?

La cosa consiste en tener una lechuga que llevarse a la boca, en estos tiempos de crisis. Consiste en tener una afición que compartir entre amigos, o congéneres, o compañeros de tribu y planear, disfrutar y compartir.
Pero sobre todo se trata de aprender, de recuperar una cultura de verdad, esos conocimientos, durante mucho tiempo imprescindibles, para llenar la barriga de la tribu y dormir en paz con las tripas.

 Los miembros de la tribu:


Alicia.
 Todo entusiasmo.
Lo mismo se pone a arar que a embotar pimientos.
Es una máquina.






Luis Ángel.
 Se cree que sabe, pero a penas se acuerda de lo que hacía su padre en la huerta
Veremos lo que da de sí.
 Héctor.
 Este veremos si alguna vez, entre cubata y cubata, es capaz de terminar el hoyo que empezó para plantar un cerezo, dice.


 Tomás.
Dice que él está rebajado de servicio de azada, pero a cambio se compromete a llevar el mantenimiento del instrumental y maquinaria, así como la limpieza de linderas y regueras.
 Yoyi.
 Imprescindible para la vigilancia de los cultivos y que viene a cubrir las necesidades de técnico de regaderas.
 Luci.
 Resultarán muy útiles sus conocimientos en trámites administrativos y sus relaciones con los círculos universitarios.
Queda nombrada responsable de I+D.


                                                       Gema.
 Aunque con poco tiempo, resulta una buena acompañante con la que discutir mientras se cava, para olvidar el dolor de riñones.
Es la encargada de elevar la moral de la tropa, por sus habilidades para el cachondeo.
 Ester.
La veterinaria al servicio de los controles fito-sanitarios y en sus horas libres, plantadora de tomates en invernadero y cuidadora de perros guardianes.





Nito.
depositario de los conocimientos tradicionales en cultivos y relaciones exteriores con otros hortelanos a los que plagiar de forma descarada.


Rufus.
Encargado de estorbar, corretear y trillar la huerta. Buen vigilante y exterminador de topillos y zapateros de la acequia.






 Elisa y María.
Desertoras del arado, que sólo se presentarán a la hora de tapiñarse las fresas y demás frutos del edén.


Henar.
Henar.
Aparecerá de uvas a peras esta seguidora y devota de San Bartolo, pero nos las ingeniaremos para hacerla currar.

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