domingo, 26 de mayo de 2013

Observe el espectador el fino estilo, la depurada técnica, el saber hacer.
 La tierra fue horadada por las rejas y abrió sus carnes para recibir la simiente. Todo ello con el saber del maestro y la ayuda de la mecanización.
Lástima que fuera prestado el chisme, para la próxima, si sobrevivimos, hay que comprar un telar de estos.
No sé si sacaremos algo, pero al menos ahorramos en dolor de riñones.





Plantitas, una a una.
En cada una un proyecto, una ilusión.
Planta a planta, al fin tenemos la huerta poblada, después del mal tiempo y la mala leche de una granizada, por lo menos tenemos algo que regar.
Del tirón hemos plantado las lechugas, tomates, el montón de cebollas, judías, melones, zanahorias etc, etc, etc.
Velay el resultado de sacar las fotos con una ful de móvil.



miércoles, 22 de mayo de 2013

Plegaria al puchero

Tú que apareciste tras la reja del arado después de años escondido entre las hierbas .
Tú que por los siglos conociste las horas del papeo de las gentes.
Tú que en tu vientre guardaste los caldos que calentaron las barrigas.
Tú que , apoyado en las trébedes desafiaste al fuego y a las brasas.
Tú que viste revolverse de alegría en tu interior a los garbanzos y otras gentes de mesa noble.
Tú, ¡oh puchero nuestro! escucha nuestras plegarias.
Cuida de nuestras berzas en su camino hacia tu seno, para que así cultuvadas, casen con los garbanzos del cocido.
Recibe a nuestros guisantes, perlas de nuestra tierra, para que tus calentones en la hornacha, les acerquen al jamón, revuelto en ajos.
Vela por nuestras lechugas pecadoras que en vez de acercarse a tí, prefieren a otras fuentes, son unas frescas.
Convierte en salsa las carnes lujuriosas del tomate.
Torna en pisto nuestra oferta del calabacín y los pimientos.
Acércanos al hervido la ternura de nuestras acelgas, coliflores y espinacas.
Y finalmente anima a nuestras patatas a ser estofadas o convertidas en tortillinas y ruega por nosotros por los siglos de los siglos. Amén

lunes, 20 de mayo de 2013

Como fabricar un invernadero

¿Os acordáis de las casetas en el campo que construíamos, cuando éramos chiguitos?
Eso si que era una facultad de arquitectura, eso si que era investigar. Las casetas quedaban construidas después de varios episodios de prueba-error, pero terminaban sirviendo para sus fines, que consistían en meterse allí sin saber a cuento de qué. Y si tenían goteras, no importaba, total tu madre no te dejaba salir los días de lluvia.
Pues recordando aquellos depurados métodos de construcción, nos hemos montado un invernadero con un par.
Se cortan unos palos de negrillo, de esos que por su juventud aún son flexibles y se plantan en paralelo unos en frente de otros. A continuación, se doman las puntas y se juntan con las de los palos de enfrente y se atan con una resistente cuerda de alpaca. Ya tenemos la estructura del invernadero.
Se cubre con el plástico y se tapan con tierra los sobrantes de los lados.
Luego dejamos al ingenio de los constructores el ponerle la puerta y hasta unas ventanas de ventilación.
Se termina de gastar el rollo de cuerda de alpaca atando el "edificio" por arriba por si las ventoleras y ya está.
Hemos metido dentro los semilleros y unas plantas de tomate y lechuga, con resultados desiguales pero nos ha quedado bacilón.

domingo, 19 de mayo de 2013

Todo ¿pa qué?

La cosa consiste en tener una lechuga que llevarse a la boca, en estos tiempos de crisis. Consiste en tener una afición que compartir entre amigos, o congéneres, o compañeros de tribu y planear, disfrutar y compartir.
Pero sobre todo se trata de aprender, de recuperar una cultura de verdad, esos conocimientos, durante mucho tiempo imprescindibles, para llenar la barriga de la tribu y dormir en paz con las tripas.

 Los miembros de la tribu:


Alicia.
 Todo entusiasmo.
Lo mismo se pone a arar que a embotar pimientos.
Es una máquina.






Luis Ángel.
 Se cree que sabe, pero a penas se acuerda de lo que hacía su padre en la huerta
Veremos lo que da de sí.
 Héctor.
 Este veremos si alguna vez, entre cubata y cubata, es capaz de terminar el hoyo que empezó para plantar un cerezo, dice.


 Tomás.
Dice que él está rebajado de servicio de azada, pero a cambio se compromete a llevar el mantenimiento del instrumental y maquinaria, así como la limpieza de linderas y regueras.
 Yoyi.
 Imprescindible para la vigilancia de los cultivos y que viene a cubrir las necesidades de técnico de regaderas.
 Luci.
 Resultarán muy útiles sus conocimientos en trámites administrativos y sus relaciones con los círculos universitarios.
Queda nombrada responsable de I+D.


                                                       Gema.
 Aunque con poco tiempo, resulta una buena acompañante con la que discutir mientras se cava, para olvidar el dolor de riñones.
Es la encargada de elevar la moral de la tropa, por sus habilidades para el cachondeo.
 Ester.
La veterinaria al servicio de los controles fito-sanitarios y en sus horas libres, plantadora de tomates en invernadero y cuidadora de perros guardianes.





Nito.
depositario de los conocimientos tradicionales en cultivos y relaciones exteriores con otros hortelanos a los que plagiar de forma descarada.


Rufus.
Encargado de estorbar, corretear y trillar la huerta. Buen vigilante y exterminador de topillos y zapateros de la acequia.






 Elisa y María.
Desertoras del arado, que sólo se presentarán a la hora de tapiñarse las fresas y demás frutos del edén.


Henar.
Henar.
Aparecerá de uvas a peras esta seguidora y devota de San Bartolo, pero nos las ingeniaremos para hacerla currar.