A pesar de todo, algún tomate comimos, pocos, judías, calabacines del tarde mejor que nunca y más de cien quilos de calabaza.
Ahora bien: que tiemblen los encargados de la política agraria común europea. Este año nos estamos armando hasta los dientes de la escasa experiencia adquirida el año pasado y estamos dispuestos a recurrir a todas las tretas posibles, poniendo a trabajar a tope a nuestro departamento de I+D.
Según nos recomendó nuestro amigo Tino, pasamos el motocultor en época de adviento, la que mas aprovecha la arada, para que después las heladas hagan la faena de cocer la tierra y hacerla esponjosa y fina. También dejamos lo de abonar para más adelante, porque Tino nos dijo que, de echarlo antes, la lluvia y la humedad del invierno "esvirtuaría" el abono.
De momento, hemos empezado por procurarnos nuestras propias plantas para ahorrar el máximo en esta época de recortes salvajes.
Pero no recortaremos un céntimo en investigación, ni en educación de nuestros socios colaboradores.
Esta campaña va a ser la que nos llene la despensa de vitaminas ricas y nos desbordará el arcón congelador.
Para esos excedentes tenemos previsto poner en marcha una prometedora industria de transformación agroalimentaria.
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